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martes, 11 de noviembre de 2014

10 de Noviembre "Día de la Tradición"




Síntesis de su vida

Hijo de don Rafael Hernández y de doña Isabel Pueyrredón, José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en la chacra de su tío, Don Juan Martín de Pueyrredón, antiguo Caserío de Pedriel, hoy convertida en el Museo José Hernández (Partido de San Martín).
Este argentino nativo expresó diferentes talentos a lo largo de su vida: fue poeta, periodista, orador, comerciante, contador, taquígrafo, estanciero, soldado y político.
Comenzó a leer y escribir a los cuatro años y luego asistió al colegio de don Pedro Sánchez.
En 1843, cuando su madre falleció, su padre, que era capataz en la estancias de Rosas, lo llevó a vivir al campo por recomendación médica, ya que, a pesar de su juventud, se encontraba enfermo.
José Hernández
En el entorno campestre, José Hernández tomó contacto con gauchos e indios. Debido a su proximidad con ellos, tuvo la oportunidad de conocer sus costumbres, su mentalidad, su lenguaje y su cultura. Aprendió a quererlos, a admirarlos, a comprenderlos, y también, a entender sus dificultades en la vida cotidiana.
En marzo de 1857, poco después de fallecer su padre –quien fue fulminado por un rayo-, se instaló en la ciudad de Paraná. Allí, el 8 de junio de 1859, contrajo matrimonio con Carolina González del Solar. Tuvieron siete hijos.
Inició su labor periodística en el diario "El Nacional Argentino", con una serie de artículos en los que condenaba el asesinato de Vicente Peñaloza. En 1863 estos artículos fueron publicados como libro bajo el título "Rasgos biográficos del general Ángel Peñaloza".
En el orden legislativo se desempeñó como diputado, y luego, como senador de la provincia de Buenos Aires. Tomó parte activa con Dardo Rocha en la fundación de La Plata y, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió el proyecto de federalización por el que Buenos Aires pasó a ser la capital del país.
En 1869 fundó el diario "El Río de la Plata", en cuyas columnas defendió a los gauchos y denunció los abusos cometidos por las autoridades de la campaña. También fundó el diario "El Eco" de Corrientes, cuyas instalaciones fueron destruidas por adversarios políticos. Colaboró además en los periódicos "La Reforma Pacífica", órgano del Partido Reformista, "El Argentino", de Paraná y "La Patria", de Montevideo. 
En el orden militar actuó en San Gregorio, en El Tala e intervino en las batallas de Pavón y de Cepeda. Luchó además junto a López Jordán en Entre Ríos.
Debido a los continuos enfrentamientos civiles durante los años '50 y '60, se vio obligado a viajar y trasladó su residencia a menudo. Vivió en Brasil, en las provincias de Entre Ríos y Rosario de Argentina y en Montevideo (Uruguay). En 1870, al fracasar una revolución, tuvo que volver a Brasil. Dos años después, gracias a una amnistía que paró la violencia, pudo volver al país. 
El 28 de noviembre de 1872, el diario "La República" anunció la salida de "El Gaucho Martín Fierro" y, en diciembre, lo editó la imprenta La Pampa.
Este poema de género gauchesco se convirtió en la pieza literaria del más genuino folclore argentino y fue traducido a numerosos idiomas.
El libro es considerado la culminación de la llamada "literatura gauchesca" y es una de las grandes obras de la literatura argentina. En él, Hernández rinde homenaje al gaucho, quien aparece en su ser, en su drama cotidiano, en su desamparo, en sus vicisitudes y con sus bravuras. 
Su inesperado éxito entre los habitantes de la campaña lo llevó en 1879 a continuarlo con "La vuelta de Martín Fierro", edición ilustrada por Carlos Clérice. 
En 1881, publicó su obra "Instrucción del Estanciero". El 21 de octubre de 1886 murió en su quinta de Belgrano. Sus últimas palabras fueron: "Buenos Aires... Buenos Aires...".

Chacra donde nació José Hernández






Refranes folclóricos argentinos

El diccionario nos dice que, refrán es un dicho sentencioso de uso común, que pretende formular una verdad que tiene una validez universal.

Los refranes son tan populares que su repetición mantiene  al día la tradición folclórica de los pueblos. El gaucho no escapa a esta costumbre, que con su ingenio y vivencias propias enriquece metafóricamente la poesía telúrica de la extensa geografía de nuestro país

El refrán criollo expresa: consuelo, ironía, esperanza, consejo y obviedades. De ellos se nutre la antropología, la sociología, psicología y la ciencia de la comunicación. El refrán utiliza un lenguaje propio didáctico y práctico, de sentencias breves y sencillas.


  • El que mucho abarca poco aprieta.
  • El que todo lo quiere todo lo pierde.
  • No por mucho madrugar amanece más temprano.
  • Mejor pájaro en mano que mil volando.
  • El diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo.
  • A buen puerto van por leña.
  • En casa de herrero...cuchillo de palo.
  • En boca cerrada no entran moscas.
  • A buen entendedor pocas palabras.


EL MATE

El término mate deriva de la palabra quechua “mathi”, que significa vaso o recipiente hecho de calabaza.
La infusión fue transmitida desde los guaraníes a los colonizadores españoles. 
En este país nadie toma mate porque tenga sed. 
Es más bien una costumbre, como rascarse. 
El mate provoca exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien y te hace pensar cuando estás solo. 
Cuando llega alguien a tu casa, la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?". 
Esto pasa en todos los hogares. 
En verano y en invierno. 
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. 
Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. 
Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. 
Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón... 
Cuando conocés a alguien, lo invitás a compartir unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿dulce o amargo?". El otro responde: "como tomes vos". 
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre.
 Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. 
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez unos mates solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. 
Por adentro hay revoluciones. El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores... 
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. 
La charla, no el mate. 
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa. 
Es la sinceridad para decir: "¡basta, cambiá la yerba!". 
Es el compañerismo hecho momento. 
Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?". 
Es la modestia de quien ceba el mejor mate. 
Es la generosidad de dar hasta el final. 
Es la hospitalidad de la invitación. 
Es la justicia de uno por uno. 
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día. 
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir. 
Ahora vos sabés: un mate no es sólo un mate... 

ACTO DÍA DE LA TRADICIÓN: RADIO "VOCES DE NUESTRA TIERRA"
(transmitido en vivo por el programa radial "La Matera", FM CRISTAL 103.7 ")




















AGRADECEMOS LA ENORME GENEROSIDAD DE STEFANÍA , FRANCISCO, RAMÓN Y CARLOS OVIEDO (PAPÁ DE AYLÍN) POR COMPARTIR CON NOSOTROS ESTA HERMOSA MAÑANA.



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